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miércoles, 20 de marzo de 2013

Tesoros culturales serbios: monasterios

La construcción de los numerosos monasterios de Serbia, rodeados a menudo de serenidad y frondosos bosques, está estrechamente conectada con la historia del Estado Serbio, fundado en la tradición monástica y espiritual. En su mayor parte, los monasterios serbios fueron erigidos en la Edad Media, cuando la cultura europea se desarrollaba bajo la tutela de la Iglesia; por ello, pasaron de ser lugares de oración y peregrinaje a convertirse en importantes semilleros y anclajes de la educación y cultura nacionales. 

Obras maestras del arte y la arquitectura medievales, nuestros monasterios representan una valiosa parte de la herencia cultural europea. Actualmente, existen más de 200 monasterios en Serbia; 54 de ellos han sido declarados monumentos culturales mientras que los más relevantes, como Stari Ras (Viejo Ras), Sopocani y Studenica, están catalogados como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Teniendo en cuenta el considerable número de monasterios serbios y la variedad de sus estilos, a continuación presentamos posibles rutas para disfrutar de estos extraordinarios monumentos.

Monasterios de Viejo Raska 

Monasterio de Mileseva
En el valle del río Ibar, en el angosto paso entre Kraljevo y Novi Pazar, se encuentra un grupo de monasterios construidos a finales del S.XII y durante el S.XIII, en un tiempo en el que el joven Estado Serbio tenía su capital en la ciudad de Ras. Fueron los primeros soberanos de la dinastía Nemanjic quienes pusieron en pie estos monasterios, estableciendo de esta forma un legado cultural que llegaría hasta nuestros días.

Estos monumentos representan la original fusión de influencias del arte Románico y el Bizantino. El monasterio de Durdevi Stupovi está guarnecido por poderosas torres románicas, mientras que la fachada y esculturas de Studenica pueden compararse con las de las más hermosas catedrales de la costa adriática e Italia. Zica, sede del primer arzobispado independiente e iglesia en la que los reyes serbios eran coronados, tiene un fuerte significado político e ideológico.

Los templos de Raska son mundialmente famosos gracias a los hermosos frescos con los que fueron decorados. El monumental Ángel Blanco de Mileseva es reconocido como el símbolo de la belleza interior, mientras que la Asunción de la Santa Madre de Dios en Sopocani ha sido declarado fresco más hermoso de la Edad Media.

Monasterios en la cuenca del Morava

Enfrentada a la invasión turca que penetró en los Balcanes en las últimas décadas del siglo XIV y la primera mitad del XV, Serbia reubicó su capital en el norte del país, en el valle del río Morava. A pesar de las caóticas circunstancias políticas, numerosos monasterios fueron erigidos y, como resultado, la cultura prosperó inusualmente en ese Estado regido por el Príncipe Lazar y su hijo Despot Stefan. 

Studenica
Los monasterios de Ravanica y Manasija están rodeados por sólidas murallas de altas torres, antiguas encargadas de repeler los ataques turcos. Dentro de los muros de los monasterios, muchos eruditos, escritores y artistas exiliados de zonas conquistadas encontraron refugio. Manasija, Resavska Prepisivacka Skola (la escuela de manuscritos de Resava) fueron centros de intensa actividad cultural. Fue ahí donde Despot Stefan escribió su “Slovo ljubve”, una de las obras más hermosas de la poesía medieval serbia.

Las iglesias de la cuenca del Morava – Lazarica, Ravanica, Ljubostinja y Kalenic – con sus maravillosas fachadas multicolor, decoradas con ricos rosetones tallados y bandas entrecruzadas, son magníficas.

El elegante y sofisticado estilo de los frescos es testimonio de la gran fuerza creativa de la última etapa del Estado Medieval Serbio.

Monasterios en la garganta de Ovcar-Kablar

En la pintoresca garganta del Morava Occidental, entre las escarpadas pendiente de las montañas de Ovcar y Kablar, existe una comunidad única de monasterios, conocidos colectivamente como la Montaña Sagrada Serbia.

Los monasterios fueron erigidos durante los siglos XIV y XV, en los turbulentos tiempos en los que el Imperio Turco dominaba todo el territorio serbio. Huyendo de los conquistadores turcos, los monjes serbios buscaron refugio en la inaccesible garganta. En este pequeño espacio construyeron diez monasterios y durante siglos fue el lugar donde la espiritualidad ortodoxa y el conocimiento serbios fueron preservados.

Los monasterios de Blagovestenje, Vavedenje, Vaznesenje, Ilinje, anteriormente casi imposibles de alcanzar, están hoy en día conectados entre ellos por carretera; sin embargo, al monasterio de Jovanje sólo es posible llegar en barco o ferry.

Monasterios en Fruska Gora 

Frescos en Fruska Gora
La montaña de Fruska Gora, en Vojvodina, la provincia más al norte de Serbia, es de sobra conocida por su vibrante paisaje y por sus variedades de uva, utilizadas para producir un vino de máxima calidad; sin embargo, por encima de todo ello, es famosa gracias a sus monasterios.

Los 17 monasterios presentes en Fruska Gora fueron construidos a finales de la Edad Media cuando, bajo la presión turca, el foco de la vida cultural y espiritual serbia tuvo que trasladarse al norte, hacia el vecino Imperio Austrohúngaro. Después del gran exilio serbio de 1.690, Karlovacka Mitropolija (la metrópoli de Karlovci) y el centro político de los exiliados serbios fueron a situarse allí. Los monasterios fueron construidos por la familia Brankovic, reviviendo la memoria de la época dorada de los Nemanjic. Los monasterios de Krusedol, Vrdnik o Novo Hopovo, son una huella visible de la gran cultura y renacimiento artístico serbio que emergieron en contacto con la cultura occidental europea.

Fruska Gora es el lugar donde se concibió el estilo barroco serbio; donde aparecieron los primeros trabajos de impresión y el origen de las artes gráficas serbias. Los monasterios eran ejes de la cultura y el conocimiento. Dositej Obradovic, Lukijan Musicki, Laza Kostic, Dura Jaksic y otros escritores disfrutaron de largas estancias en ellos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

La ciudad oculta bajo Belgrado

Una inmensa red de túneles recorre el subsuelo belgradense. En ella se pueden encontrar restos arqueológicos romanos, refugios de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales o antiguas bodegas.  

Cueva de Tasmajdan
La Oficina Nacional de Turismo de Serbia (NTOS) presenta un recorrido diferente para descubrir Belgrado en Semana Santa. Se trata de una visita a los tesoros que se encuentran en los más de 15 km de túneles que recorren el subsuelo de la ciudad. Estos yacimientos y construcciones subterráneas ofrecen una ruta a lo largo de toda la historia de Serbia, desde la Prehistoria, hasta el siglo XX y las dos Guerras Mundiales, pasando por los tiempos del Imperio Romano y las ocupaciones turcas y austrohúngaras.

Belgrado se encuentra emplazada en la confluencia del Danubio y el Sava, un punto estratégico clave en la ruta entre Oriente y Occidente. Por esta razón, la ciudad ha sufrido más de 40 invasiones en sus 2.500 años de historia. Las constantes reconstrucciones así como las necesidades defensivas de sus habitantes, han configurado un paisaje subterráneo de gran riqueza e interés cultural. La red de túneles, pasadizos y cuevas se extiende por debajo de toda la ciudad, desde la Fortaleza de Kalemegdan hasta el barrio pesquero de Zemun. Existen 140 estructuras subterráneas conocidas y certificadas oficialmente como aptas para ser visitadas. 

Cueva de Barutana
Entre los lugares más llamativos del entramado subterráneo belgradense, cabe destacar el Pozo Romano, una estructura con forma de torre de 55 m de profundidad que fue construida en el S.XVIII por los austriacos y utilizada como prisión. Otro de los subterráneos más representativos es Barutana, bajo la Fortaleza de Kalemegdan, un gran almacén militar austríaco que ahora sirve como museo arqueológico. En él se pueden contemplar las piezas recuperadas en las excavaciones de Singidunum, la antigua ciudad romana sobre la que se erige Belgrado. En el centro de la ciudad se encuentra la cueva de Tasmajdan, un lugar que recorre la historia de Serbia desde sus orígenes. De formación kárstica, fue utilizada como mina primero por los romanos y, siglos más tarde, por los austríacos. Durante la Primera Guerra Mundial, fue uno de los principales refugios de la población local frente a los bombardeo y, ya en la Segunda Guerra Mundial, los alemanes construyeron en ella un búnker que convirtieron en su cuartel general para la zona.

Gonzalo Santamaría, Representante de la Oficina de Turismo de Serbia en España, también destaca que “Estas visitas son muy asequibles. Existen agencias especializadas como www.go2serbia.net que, por menos de 5€ por persona, organizan y guían la experiencia”. Para Santamaría, “estas rutas subterráneas son algo único en Europa. Han estado tan integradas en la vida de los belgradenses, que las mismas cuevas que se creaban como refugio, podían ser utilizadas años más tarde como bodegas. En definitiva, una forma idónea de conocer tanto la historia como la cultura serbias”.